martes, 23 de agosto de 2011


CAPITULO 9.
Por fin le he dicho todo lo que siento, ya no aguantaba más. Sé que es algo pronto para habérselo dicho, pero no me lo podía callar. Ese era el mejor momento, y seguro que como ese iba a haber pocos más.
Dentro de un rato la llamaré. Estoy pensando en no quedar mañana con ella, le puedo parecer un poco pesado, y no quiero agobiarla.
Suena el timbre. Ya irá a abrir mi madre, porque a parte de mí, es la única que está en casa. Mi padre siempre está de viaje por su trabajo.
-¡Justin! – Me llama mi madre.
-¿Qué?
-Baja, es tu amiga Sara.
 ¿Sara? Qué raro… Voy al salón, donde me está esperando sentada en el sofá.
-Hola Sara. ¿Qué quieres?
-Hola.
Se levanta y me da dos besos.
-He venido para preguntarte si quieres venir conmigo a tomar algo.
-¿Cuándo?
-Ahora.
Según he oído, creo que a Sara le gusto.
-Pero…
No sé que excusa inventarme. Seguro que no quedaría muy bien con Sandra si ayer le digo que la quiero, y hoy me voy con otra por ahí.
-He quedado ya. – Le contesto.
-Ah, ¿si?
-Sí.
-¿Con quién?
-Con Marc.
-Que raro, acabo de verlo con una chica en el parque.
-Ah, si, con Marina. Pero ahora después se pasará a por mí para ir a su casa.
-Bueno, entonces… ¿te llamo otro día?
Estoy a punto de decirle que estoy con una chica, para ver si me deja en paz.
-Vale. A ver si para cuando me llames no estoy con mi chica.
-¿Tu chica?
-Sí. – Sonrío.
-Ah… no sabía que tienes novia.
-Ya, no lo sabe casi nadie.
-Bueno, me voy. Otro día nos vemos. Adiós.
-Vale, adiós Sara.
La acompaño a la puerta. Parece que las excusas han funcionado. Si Marc está con Marina, hoy no lo llamaré, hoy me quedaré aquí, en casa con mi madre.
Me pongo a ver la tele un rato.
-Justin, está sonando tu móvil. – Me dice mi madre.
Voy corriendo a mi habitación. Veo una llamada perdida, es Sandra. La llamo.
-Hola. – Me dice Sandra. - ¿Por qué no lo has cogido antes?
-Hola. Porque cuando he llegado ya habías colgado. – Sonrío.
-Ah, vale. – La escucho reír. - ¿Sabes una cosa?
-¿Qué?
-Ya te estoy echando de menos.
-No hace ni un día desde la última vez que nos vimos, pero yo también te echo mucho de menos.
-¿Mañana nos veremos?
-Si tú quieres, sí.
-¡Claro que quiero!
-Entonces, mañana te llamo y quedamos.
-Vale. ¿Hoy vas a salir con Marc?
-No creo, está con Marina ahora.
-Es verdad. – Ríe.
-Ya quiero que sea mañana para poder verte.
Ella ríe.
Escucho a mi madre llamarme.
-¡Justin! ¿Qué estás haciendo? Ven y me ayudas, anda.
-Mi madre me está llamando. – Le digo a Sandra.
-Ya veo. – Ríe.
-Bueno, mañana hablamos, ¿vale?
 -Sí. Adiós. Te quiero.
-Adiós. Te quiero.
Cuelgo el teléfono y voy a la cocina, a ayudar a mi madre a hacer una ensalada para la cena. Mi madre y yo nos ponemos a cenar y a las diez y media de la noche, ya terminamos. Voy a mi habitación a dejar allí la camiseta que me acabo de quitar. Vuelvo al salón y me siento en el sofá a ver la tele, mientras mi madre friega los platos de la cena. Todavía son las once de la noche. Estoy deseando verla ya.
-Mamá, voy a dar una vuelta por ahí con la moto. Dentro de un rato estoy aquí.
-Vale, pero no tardes mucho, Justin.
-No.
Voy a mi cuarto a cambiarme de ropa. Bajo al parking a coger mi moto y me voy. Voy a la casa de Sandra, hay muchas luces encendidas, supongo que estarán despiertos. Me bajo de la moto, saco el móvil y la llamo.
-¿Sí?
-¿Sandra? Soy Justin.
-Sí, dime.
-¿Estás en tu casa?
-Sí, ¿por qué?
-Asómate a la ventana.
Veo como una de las ventanas se abre, sale Sandra.
-¿Pero qué haces tú aquí? – Me dice riendo.
Cuelgo el móvil.
-Espera, que bajo. – Me dice.
La espero apoyado en mi moto. Se abre la puerta de su casa y sale.
-No sabía que ibas a venir. – Sonríe.
-Se me ocurrió de repente. Ya te había dicho que no podía esperar a mañana para verte.
Nos sentamos en la acera.
-¿Quieres que vayamos mañana a comer con Marc y Marina? – Le pregunto.
 -Claro. – Sonríe. - ¿Entramos?
-¿A dónde?
-A mi casa.
-Pero… ¿y tus padres?
-No están, solo está mi hermano.
-Bueno, vale.
Entramos a su casa.
-Siéntate. – Me dice señalando el sofá. - ¿A qué hora te tienes que ir?
-No sé, no me ha dicho nada mi madre.
-Vale. - Me dice sonriendo.
Nos sentamos y empezamos a hablar, sobre a dónde vamos a ir mañana, sobre nuestros amigos…
-¿Escuchamos música?
-Buena idea.
-Ahora vengo, voy a por el portátil.
Se levanta y sube las escaleras.
-David, ahora no bajes, que estoy con un amigo, ¿vale? – La escucho hablar con alguien arriba, supongo que será su hermano.
No tarda mucho en bajar.
-Ya estoy.
Se vuelve a sentar a mi lado, con el portátil encima de las piernas. Pone música. Mientras suena la música, nosotros seguimos hablando. No le presto mucha atención a la música que suena. Empieza una canción nueva. Dice algo de “aunque se pase toda mi vida yo te esperaré”. Es una de esas canciones que le gusta a todas las chicas, pero que en especial, a mí no me hace mucha gracia.
Ya son casi las doce de la noche.
-Me tengo que ir ya.
-Vale, mañana nos vemos. – Sonríe.
 Le doy un beso.
-Sí, mañana nos vemos.
Me acompaña a fuera, hasta donde está mi moto aparcada. Me monto en la moto, ella se acerca, y me da un beso. Me pongo el casco.
-¡Adiós! – Me dice.
-¡Hasta mañana! – Le contesto mientras arranco la moto.
Me voy a mi casa, mi madre ya me estará esperando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario