lunes, 5 de septiembre de 2011


CAPITULO 13.
Vuelvo al parque, donde están el resto de mis amigos. Vengo de dejar a Sandra en su casa. Aunque no nos haya dicho lo que es, ya me lo imagino. Mis amigos me miran mientras aparco la moto de Marc, y me voy acercando a ellos. Todos me miran intrigados, esperando a que les diga algo. Marina me mira, por su cara, creo que sabe lo que está pasando.
-¿Qué le ha pasado a Sandra, Justin? – Me dice María, hablando en nombre de todos.
-No lo sé. – Le contesto.
Todos me miran con cara de no entender nada, Marina sabe lo que es y además sabe que yo lo sé, y parece que entiende por qué no lo digo.
-Chicas, a vosotras dice que os llamará mañana y ya os lo dirá. – Les digo a las amigas de Sandra.
Me siento al lado de Marina. En un momento en el que nadie está mirando, me acerco.
-Tú sabes lo que es, ¿verdad? – Le pregunto.
-Sí, y tú también. – Me dice. – Pero creo que Lucía y María no saben nada de eso. Yo lo sé, porque no tuvo más remedio que contarmelo.
-Eso imaginaba, es mejor que nosotros no digamos nada, y le sigamos la corriente si no les dice la verdad.
-Sí. – Me contesta.
Ella se vuelve a hablar con Marc.
-¡Yo juego! – Digo.
Dejan esta ronda, para empezar una nueva y así yo pueda jugar. Todos seguimos jugando como si nada. Pero veo como Lucía y María cuchichean, seguro que será por Sandra. Aunque tengo ganas de decírselo a todos para que no estén intrigados, no puedo. Si ella no se lo ha dicho a sus mejores amigas, no voy a ser yo quién lo diga. Ya se lo dirá cuando crea que es el momento. De todas formas, yo mañana hablaré con ella.
Marina ya se va, parece estar preocupada. Marc se va con ella, y así, de paso, la acompaña.
-Oye Jus, ¿quieres que te lleve a tu casa en la moto? – Me dice Marc.
-Ah, vale.
Marc habla con Marina, supongo que será para decirle que se espere. Al final, soy el primero en irme, de todas formas, no tengo muchas ganas de seguir allí. Me despido de todos, y me voy con Marc en su moto. Me deja en casa, ahora va a ir a por Marina, que todavía le espera en el parque.
-Mañana nos vemos. Y no te preocupes por Sandra, todo se solucionará pronto. – Me dice Marc.
-Vale. Sí. Mañana te llamo o algo.
-Vale.
Él se va y yo entro en casa.
Marc va al parque a recoger a Marina, el resto se quedan allí, jugando. Seguramente Marina y Marc se queden en algún sitio, para estar un rato tranquilos. Hace ya algún tiempo que no puedo estar tranquilo con Sandra, siempre hay algo que estropea todo, casi siempre sus padres.
Mis padres ya están comiendo, yo me siento en el sofá y veo un rato la tele, después cogeré algo para comer. Al rato, me entra hambre y le digo a mi madre que me prepare un bocadillo. Termino de comérmelo y me voy a mi habitación, voy a ver si Sandra está conectada. No está. Intentaré no preocuparme, aunque sea difícil. Ya es un poco tarde para llamarla, seguramente estará durmiendo ya. Mañana sin falta, la llamaré.
Suena mi móvil, espero que sea ella. Me levanto rápidamente de la silla del escritorio y voy a coger mi móvil que está en la mesita de noche. Es un sms de Marc. “Mañana vamos a jugar a las 10 de la mañana. ¿Voy a por ti?” Le contesto diciéndole que sí. Bueno, ya que mañana tengo que levantarme un poco antes, y no tengo nada que hacer ahora, apago el ordenador y me acuesto.
Cuando llevo un rato durmiendo, vuelve a sonar el móvil. Me imagino que será Marc, para cambiar la hora, o para decirme que al final no jugamos. Vuelvo a coger el móvil que está en la mesita de noche, abro el sms, esta vez no es de Marc, sino de Sandra. “Ya sé que es un poco tarde, pero no tengo saldo y he esperado a que mi padre se durmiera para cogerle el móvil. No quiero que te preocupes por mí, otra vez ha sido lo de siempre. Mañana hablamos. Un beso. Te quiero.” Yo le contesto. “No pasa nada. Vale, mañana te llamo. Un beso. Te quiero.” No pienso mucho en lo que poner en el sms porque estoy medio dormido, es más, tardo un par de minutos en volver a quedarme dormido.
Empieza a sonar la alarma del móvil. La apago, y sigo durmiendo. ¡Joder el partido! Ya me he levando un cuarto de hora tarde. Salgo de mi cuarto corriendo. Mi madre está en la cocina, preparando el desayuno para ella y mi padre.
-¿Ya estás despierto? – Me pregunta mi madre.
-Sí, a las nueve y media pasará Marc a por mí para ir a jugar.
-Pues son ya las nueve. Date prisa o no te va a dar tiempo. – Me dice mi padre.
Si no fuera porque me voy a jugar a fútbol, me llamaría loco por levantarme tan temprano un día de vacaciones. Él es el que siempre me ha animado para jugar a fútbol.
-Mamá, prepárame a mí también el desayuno mientras yo preparo las cosas.
Vuelvo a mi cuarto, otra vez corriendo. Saco la equipación para jugar y me la pongo, así ganaré un poco de tiempo allí, y Marc seguro que también viene con ella puesta ya.
Cojo la mochila, y meto las zapatillas y algunas cosas más.
Voy a la cocina, mi madre está sacando las tostadas de la tostadora, y mi padre está sentado, delante de la mesa, leyendo el periódico, seguramente estará leyendo algo sobre deportes. Me siento al lado de mi padre, mi madre me pone un plato delante, con la tostada. No me trae la mermelada. Iré más rápido si me levanto yo a por ella. Me levanto, voy a la nevera, la abro y saco la mermelada de fresa y la mantequilla, para mis padres. Me vuelvo a sentar, y empiezo a comer.
Suena el timbre. Mi madre se levanta a abrir, yo miro el reloj que hay colgado en la pared. Son las diez menos veinticinco. Es Marc, seguro.
-¡Justin! Ya está aquí Marc. – Me grita mi madre desde la puerta.
Me levanto rápidamente.
-Suerte hijo. – Me dice mi padre.
-Gracias.
Entro a mi cuarto, veo al final del pasillo, en la puerta de entrada, a mi madre y a Marc, como suponía, ya tiene la equipación puesta. Cojo mi mochila, y salgo.
-¿Llevas todo? – Me dice mi madre.
-Sí. – Le contesto mientras salgo.
Marc y yo nos saludamos y nos montamos en su moto.
-¿Has hablado con Sandra? – Me dice Marc. Después de estar los dos un rato callados.
-Que va. Después cuando llegue a mi casa y me duche, la llamaré.
-Ah, vale.
Llegamos al campo de fútbol. No hay mucha gente, ya que no nos jugamos nada, es un partido para echar el rato. Entramos a los vestuarios, donde están ya casi todos los del equipo, el resto llega después. Algunos salimos al campo. Marc y yo salimos.
-Eh, mira. – Me dice Marc, señalando a la entrada.
Miro, y veo a Sandra, que entra con una mujer y un hombre, supongo que serán sus padres.
-¿Es que sabía algo de que jugábamos? – Me pregunta Marc.
-No sé. Yo no le había dicho nada.
Yo sigo mirándola. Ella se da cuenta de que estoy allí. Le dice algo a sus padres y viene hacia los banquillos, donde estoy yo, y sus padres siguen andando hasta las gradas.
-¡Hola! – Me dice Sandra sonriendo.
-Hola. – Le contesto.
-¿Tú juegas?
-Sí. – Sonrío.
-Entonces juegas contra mi hermano. – Me dice.
-¿Ah si?
-Sí. –Sonríe. – Bueno, ¿esta noche nos vemos?
-Sí. Yo luego te llamaré cuando llegue a casa. ¿Vale?- Le digo.
-Vale. – Me dice.
Mira hacia atrás, a las gradas, donde están sus padres sentados.
-Bueno, me voy con mis padres ya. Luego hablamos.
-Vale.
Se acerca a mí.
-Aunque juegue mi hermano, te animaré a ti, seguro que ganáis vosotros. – Me dice al oído.
Yo sonrío. Sandra se va. Y Marc se acerca.
-Ya no tienes excusa para no jugar bien. – Me dice riendo.
Empiezan a salir los del equipo contrario. Veo al hermano de Sandra, que se queda mirándome. Lleva el número nueve.
-Tenemos que tener cuidado con el nueve. – Le digo a Marc al oído.
-¿Por qué?
-Es el hermano de Sandra.
-Ah, ya. Y no quieres que tus suegros y tu cuñado se enfaden contigo, ¿no? – Me dice riendo. – Tranquilo, que tendré cuidado con él.
Empieza el partido. En la primera parte, marco un gol. Nos vamos al descanso, ganando dos a uno. Me he quedado con las ganas de poder dedicarle el gol a Sandra, pero estaban sus padres allí.
Volvemos del descanso, empieza la segunda parte. Marc marca un gol, a pesar de ser lateral derecho, y que como no, lo celebra haciendo un corazón con las manos, se lo ha dedicado a Marina, aunque no esté allí. Yo voy corriendo a abrazarlo.
-Ha faltado que tú le dedicaras tu gol a Sandra. – me dice Marc mientras volvemos a las posiciones iniciales, para que saquen desde el centro del campo.
-Lo he pensado, pero están ahí sus padres.
-Pero bueno, no tenían por qué darse cuenta de que era a ella, pero Sandra, seguro que sí se daba cuenta.
Nos miramos sonriendo. Él echa a correr, ya que tiene que ir más lejos que yo.
El próximo sí se lo dedicaré, haré el mismo gesto que Marc, así sus padres no se darán cuenta de a quién es.
Quedan diez minutos de partido. No he tocado mucho el balón. Pero necesito marcar el gol. A los tres minutos, más o menos, marco un gol.
Empiezo a correr cerca de las gradas, y hago el corazón con las manos. No miro a nadie, solamente me voy hacia Marc. Cuando estoy abrazándolo, miro a Sandra, que me mira sonriendo.
Termina el partido, hemos ganado cuatro a uno. Cuando me voy yendo hacia los vestuarios, el hermano de Sandra se acerca a mí.
-Enhorabuena. – Me dice sonriendo.
-Gracias. – Sonrío.
-Espero que ese gol dedicado, fuera para mi hermana. – Me dice mientras me da una palmada en la espalda, y sigue andando, dejándome a mí atrás.
Entramos al vestuario, nos cambiamos, y Marc y yo salimos. Fuera están los padres de Sandra, con ella y su hermano. Marc y yo pasamos por su lado, Sandra y su hermano, nos saludan.
Nosotros dos, nos vamos en la moto. Marc me deja en mi casa y él se va a la suya.

sábado, 27 de agosto de 2011


CAPÍTULO 12.
Estoy en casa, con Marina. En unas semanas, es el cumpleaños de Justin, y a la semana siguiente, el de Marc. Tenemos que pensar algún regalo, pero aún no, tenemos tiempo todavía.
Nosotras estamos hablando de nuestros amigos, cotilleos, normalmente de gente que nos cae mal.
-Ahora después llama a Lucia que está con María, para quedar con ellas. Que yo no tengo el móvil aquí. – Me dice Marina.
-Sí, pero espera, Justin me tiene que llamar y quiero tener el móvil disponible.
Marina empieza a reír.
-Venga, vale. Si yo no tengo prisa.
 Seguimos hablando. De repente suena mi móvil y me levanto rápidamente del sofá para coger mi móvil, que está en la encimera de la cocina. Cojo el móvil.
-¿Si? – Digo.
-Hola Sandra, soy Justin.
-Ah, hola Justin. – Le digo mientras entro en el salón, donde está mi amiga esperándome.
-¿Estás con Marina?
-Sí.
-Ah, perfecto. Yo estoy aquí en casa con Marc. Tenemos que deciros una cosa a las dos.
-Vale. Espera. – Le digo mientras pongo el altavoz en el móvil. – Ya podéis hablar, os escuchamos las dos.
-Vale. Bueno, como en cuatro semanas es mi cumpleaños, y después el de Marc, queríamos deciros que si venís con nosotros a celebrarlo. – Dice Justin.
-Claro que sí. – Le contestamos Marina y yo a la vez. – Pero, ¿Dónde lo vais a celebrar? – Le pregunto yo.
-Por eso mismo llamamos. Porque queríamos saber si veníais con nosotros a ver un partido de fútbol, un partido del Barça. Que es el regalo de cumpleaños de nuestros padres, y nos han dicho que nos podemos llevar a dos amigos. – Dice Marc.
Mientras escuchamos lo que nos dice Marc, miro a Marina, que veo como se le abren los ojos de la sorpresa.
-¡Pues claro que vamos con vosotros! – Dice Marina, casi pegando saltos de la alegría.
-¡Vale! – Contesta Marc.
-Otra cosa, si queréis podéis traer a vuestras amigas o algo, pero eso ya lo tienen que pagar ellas. – Dice Justin riendo.
-Ah, vale. Ahora después las llamamos y se lo preguntamos. – Le contesto.
-Venga, luego nos llamáis y nos decís si vienen o no, nosotros les compramos las entradas. – Dice Marc.
-Vale. – Contestamos Marina y yo.
-Bueno, ¿luego nos vemos? – Dice Justin.
-Sí, cuando salgamos os llamamos para ver donde estáis. – Le contesto.
 -Vale. Luego nos vemos. Adiós. – Dice Justin.
-Adiós. – Contestamos Marina, Marc y yo a la vez.
Cuelgo el teléfono y lo suelto en el sofá. Miro a Marina, que está como en las nubes.
-¡Esto es flipante! – Me dice riendo.
-Pues sí. – Le digo.
Las dos nos quedamos un rato calladas, medio tumbadas en el sofá y mirando al techo. Marina se levanta de repente y se queda sentada.
-Vamos a llamar a Lucía ya, ¿no? – Me dice.
-¡Es verdad! – Le contesto mientras me incorporo un poco.
Voy a coger el móvil, que está en el sofá. No lo encuentro.
-¿Dónde coño he metido el móvil? – Le digo a Marina.
-No sé, tú sabrás.
Las dos nos levantamos del sofá para mirar bien. Levanto el cojín, y encuentro mi móvil que estaba debajo. Busco el número de Lucía en la agenda, y la llamo.
-Lucía, soy Sandra.
-Sí, dime.
-Estoy aquí con Marina, que tenemos que deciros una cosa. ¿Dónde estáis vosotras?
-Estamos en la puerta del campo de fútbol.
-Vale, esperaos ahí, ya vamos.
-Vale.
Cuelgo el teléfono.
-¿Dónde están? – Pregunta Marina.
-En el campo de fútbol. Vamos.
Salimos de mi casa, y vamos a la de Marina, que va a coger su móvil, para poder llamar luego a Marc. Ella entra en su casa, y yo la espero fuera, en la puerta. Sale, y nos vamos al campo de fútbol, mientras vamos hablando de lo que nos han dicho Justin y Marc.
-¿Mando un sms a Marc para decirle que vayan al campo de fútbol? – Me pregunta Marina.
 -Vale.
Ella empieza a escribir el sms, mientras yo miro lo que va escribiendo. Ya estamos llegando. Vemos a un grupo de gente en la puerta del campo de fútbol, seguramente Lucía y María estén allí. Son ellas dos con Eric y Jesús, y algunas personas más que no conozco mucho, solamente de vista. Nos acercamos a ellos, Marina está leyendo el sms que le acaba de enviar Marc, contestándole al que ella le envió.
-Hola. – Decimos Marina y yo.
-Hola. – Nos contesta el resto.
-Ahora venimos. – Dice Lucía al resto, mientras Marina, María y yo nos alejamos un poco con ella.
-Decidnos ya lo que es, que estamos intrigadas. – Dice María.
Marina y yo nos miramos riendo.
-Venga, díselo tú.- me dice Marina riendo.
-Marc y Justin nos han invitado a ir al Camp Nou, y queremos saber si queréis venir con nosotros.
-¿Qué dices? – Dice Lucía.
-Que sí, es verdad. – Le contesta Marina.
-Joder, pues claro que vamos. – Dice Marina.
-Bueno, ahora van a venir, ya habláis con ellos. – Dice Marina.
Nos volvemos a juntar con el grupo con el que estaban ellas. Lucía nos presenta a los otros. Empezamos a hablar todos. Escucho una moto, que se para detrás de nosotros.
-Ya están aquí. – Me dice Marina.
Miro para atrás, y veo como Justin se baja de la moto de Marc. Marc también se baja. Los dos se acercan a nosotras. Marc le da un beso a Marina. Justin me mira, y yo me acerco a él. Me besa.
Nosotros cuatro decidimos irnos a un parque que hay cerca.
-¡Hey! Que nosotros nos vamos al parque. – Le digo a Lucía y María.
-Vale, nosotras vamos ahora. – Contesta Lucía, ya que María está hablando con Jesús y no se ha enterado.
Nosotros empezamos a andar. Llegamos al parque, y nos sentamos en el césped porque todos los bancos están ocupados.
Como no, empezamos a hablar de lo que vamos a hacer en el cumpleaños de Marc y Justin, ya que seguramente hasta que no llegue el día, no va a haber otro tema de conversación. Ellos tres, empiezan a hablar de que todos se van a llevar su camiseta del Barça. Como Marc y Marina tienen sus nombres escritos en sus camisetas, se la va a intercambiar.
-Pues yo no tengo camiseta. – Les digo.
-No te preocupes, yo te dejo una mía. – Me dice Justin.
Aunque el cumpleaños de Justin es el mes que viene, el viaje lo haremos en un par de meses para poder ir a ver un partido.
Al poco rato, llegan Lucía y María.
-Lucía dice que Eric no va con nosotros seguramente, porque él es del Espanyol.-Dice Marina.
-Bueno, podemos ir a ver el Barça-Espanyol, y así también puede venir mi primo. – Dice Marc.
Al final, vamos a ir los ocho seguramente. Ya cambiamos de tema.
-¿Queréis que me acerque a mi casa y me traiga unas cartas y jugamos? – Dice Lucía.
-Sí, vale. – Le contestamos.
María la acompaña a su casa, que no está muy lejos. Nuevamente nos quedamos nosotros cuatro solos.
Lucía y María no tardan mucho en llegar. Todos vamos a jugar, menos Marina, que no sabe. Ella se sienta al lado de Marc, para ayudarle lo poco que puede.
Esa partida la gana Justin, y la siguiente Marc. Cambiamos de juego, un juego por parejas. Marina y Marc, se ponen juntos, obviamente; yo con Justin, y Lucía y María juntas.
Mientras jugamos, los chicos les preguntan a Lucía y María por Eric y Jesús.
Esa partida la ganamos Justin y yo. Llegan Eric y Jesús, que se ponen a jugar con nosotros, ahora cambian las parejas, ya no están Lucía y María juntas, ahora Lucía juega con Eric, y María con Jesús.
Empieza a sonarme el móvil, es David, mi hermano.
-¿Qué quieres?
-Sandra, ven, papá y mamá están peleando otra vez. Y no quiero que los vecinos vuelvan a llamar a la policía.
-¡Joder! Bueno, ya voy, no tardo.- Le contesto.
 Cuelgo.
-Me tengo que ir ya. – Le digo a mis amigos.
-¿Por qué? ¿Qué pasa? – Me pregunta Marina, mientras todos me miran extrañados.
-No tengo tiempo para contarlo, mañana nos vemos.
Me levanto rápidamente. Justin también se levanta.
-Vamos, te llevo. Marc, déjame tu moto, ¿vale? –Dice Justin.
-Sí. – Le contesta Marc.
Yo voy andando rápidamente hacia la moto, Justin me sigue. Nos ponemos los cascos mientras nos estamos montando.
En el camino desde el parque hasta mi casa, Justin no me pregunta nada. Para en la puerta de mi casa. Yo me bajo, me quito el casco, y se lo doy a Justin.
-Dile a las chicas que mañana las veo y les cuento. Y a ti, mañana te llamo y también te cuento. ¿Vale? – Le digo.
-Sí.
Por como me mira Justin, creo que sabe lo que pasa.
Entro en casa rápidamente, y veo como mi hermano está hablando con mis padres, intentando tranquilizarlos. Yo también empiezo a hablar con ellos.

martes, 23 de agosto de 2011


CAPITULO 11.
Ya hace dos meses desde que conozco a Sandra, y lo que siento por ella es algo que no lo había sentido nunca por ninguna de mis otras novias, y mucho menos en tan poco tiempo. En estos dos meses me ha dado tiempo de conocerla de verdad, y de pasar mucho tiempo con ella, disfrutar de su sonrisa, de ella. Pronto me decidiré a pedirle salir, pero todavía es algo pronto, mejor espero para estar seguro de lo que siente por mi. Dentro de un rato la llamaré. Mientras, me siento en el sofá, a ver la tele un rato. Empieza a sonar el móvil, voy a mi cuarto a por él, es Sandra, debe de ser importante, porque tengo otras cuatro llamadas perdidas de ella y no me había dado cuenta.
-Dime Sandra.
-Hola Justin. – Le noto la voz un poco rara.
-¿Qué te pasa?
-Lo de siempre, mis padres otra vez. Necesito hablar con alguien, distraerme, ya no puedo más.
 -No te preocupes, en diez minutos estoy en tu casa, ¿vale?
-Vale.
Cuelgo el teléfono. Desde hace ya un par de semanas, Sandra me llama a menudo, porque sus padres se pelean casi todos los días, y ella lo está pasando bastante mal.
Mis padres no están en casa, les dejo una nota encima de la mesa, para que cuando vuelvan, sepan donde estoy: “He ido a dar una vuelta con la moto. Luego nos vemos.”
Bajo corriendo a coger la moto, me monto, arranco y salgo del parking. Intento llegar lo antes posible. Cuando llego, Sandra está esperándome en la puerta, con cara de angustiada.
-Vamos, sube. – Le digo.
Sandra se monta en la moto, se agarra a mi cintura, sin decir nada. En todo el camino, no hablamos ninguno de los dos, me espero a que lleguemos. La llevo a las afueras de la ciudad, al campo, para que pueda distraerse un poco.
Nos sentamos los dos en la hierba.
-Bueno, desahógate.
Empieza a contarme lo harta que está de que sus padres se peleen por todo, y lo mal que lo están pasando ella y su hermano.
-La verdad, tengo ganas de que mis padres se divorcien, para que se acabe esto de una vez.- Me dice.
Tiene que estar muy mal, para llegar a pensar eso. Yo intento que se olvide de sus problemas por un momento. Me levanto, y la cojo de la mano para levantarla. La llevo a dar un paseo por el campo, cogida de mi mano.
-Sandra, pase lo que pase, cuenta conmigo para todo lo que necesites. – Le digo.
Ella me mira sonriendo.
-Gracias. Gracias a ti, me levanto cada día, con ganas de vivirlo, pero eso sí, contigo.
La miro, es justo lo que yo quiero. Seguimos paseando, y hablando de otras cosas. De repente, se para. Me giro para ver qué le pasa, y me da un beso.
-Te quiero. – Me dice.
-Yo también.
La agarro por la cintura y seguimos andando. Al rato nos cansamos, y nos sentamos un rato. Empieza a anochecer.
 -¿Te llevo ya a casa? – Le pregunto.
-Sí, porque viendo como están las cosas, es mejor que no tarde mucho en llegar.
Nos montamos en la moto, y volvemos. La dejo en la puerta de su casa. Nos volvemos a besar.
-Luego te llamo, para ver como estás. – Le digo.
-Vale. – Me dice sonriendo.
Entra en casa, y yo arranco la moto, y vuelvo a mi casa. Mis padres ya habrán llegado.
Suelto la moto en el parking y subo a casa. Mi padre está en el sofá con mi madre.
-¿Ya estáis aquí? – Les pregunto.
-Sí. – Contesta mi madre.
-¿Habéis leído la nota? – Les pregunto mientras entro en la cocina, para coger algo de beber.
-Sí, pero podrías haber llamado. – Me dice mi madre.
-Ya, no me he acordado.
-Marc te llamó hace un rato. – Me dice mi padre.
-Ah, vale, ahora lo llamo.
Entro en mi cuarto a coger el móvil, que con las prisas antes, no lo cogí. Me tumbo en la cama y llamo a Marc.
-Dime.
-Hola Marc. ¿Qué querías?
-Era para ver si te querías venir a jugar a fútbol.
No tengo muchas ganas, pero como negarme a jugar a fútbol con mi mejor amigo.
-Venga, vale. En un rato estoy en tu casa.
-Vale, hasta ahora.
Cuelgo. Me pongo un chándal y las zapatillas para poder jugar. No tengo ganas de ir en la moto, mejor me voy andando. Voy al salón.
-Mamá, voy a salir a jugar a fútbol con Marc.
-¿Otra vez? Bueno, vale. Pero no llegues muy tarde.
Si es con Marc, mi madre siempre me deja salir. Creo que confía más en el que en mí. Le doy un beso a mi madre, y me voy. Cuando voy saliendo por la puerta de mi casa, me acuerdo del móvil. Entro corriendo y lo cojo, puede que Sandra necesitara llamarme otra vez. Salgo de casa otra vez, bajo por el ascensor, y me voy a casa de Marc. No tengo que andar mucho, porque vive bastante cerca de mi casa. Llego a casa de Marc, me abre su madre, que me dice que entre y lo espere, que tiene que estar al bajar.
Veo como Marc baja ya las escaleras, parece que va hablando con alguien. Va hablando por el móvil.
-Mamá luego vengo. Adiós. – Le dice mientras salimos.
Salimos de su casa.
-Hola. – Me dice ya en la calle.
-Hola. – Le contesto, ya no le digo nada más, porque todavía sigue hablando por el móvil.
No presto mucha atención a lo que dice, pero seguro que está hablando con Marina. Al poco rato, cuelga.
-Ya. – Se ríe.
-Seguro que adivino con quién estabas hablando.
-No es muy difícil saberlo. – Me dice riendo.
Llegamos al campo de fútbol, donde están algunos de nuestros amigos. Después de hacer los equipos, nos ponemos a jugar. Ya es de noche cuando empezamos a jugar. Escucho el móvil, que lo llevo en el bolsillo, me aparto un poco para mirarlo. Es un sms, puede que sea Sandra. “¿Dónde estás?” me dice Sandra en el mensaje. “Estoy con Marc en el campo de fútbol” le contesto.
Me guardo el móvil en el bolsillo, y me vuelvo a meter en el juego. Al rato, miro a las gradas, allí están Marina y Sandra, con Lucia y María. Es raro que Marc no me haya dicho nada, seguro que no se habrá dado cuenta. Me acerco a él.
-Mira quién hay en las gradas. – Le digo.
 Los dos miramos y las saludamos. Ellas nos saludan también.
-Voy a decirles que se esperen cuando acabe el partido. – Me dice Marc.
Veo como va al banquillo, donde tiene su mochila, y saca el móvil. Vuelve.
 -Ya se lo he dicho.
Miramos a las gradas, Marina está mirando el móvil, y Sandra se acerca a mirarlo también. Las dos nos miran, y asienten.
Terminamos el partido, cogemos nuestras cosas, y nos vamos a la entrada, donde están esperándonos.
Marc le da un beso a Marina, yo me quedo mirando a Sandra, con ganas de darle otro también, pero finalmente no se lo doy. Marc le pregunta a Lucía por si primo Eric. Salimos del campo de fútbol, y empezamos a andar.
-¿Cómo estás?- Le pregunto a Sandra.
-Mejor. – Me dice sonriendo.
Marc y yo no nos quedamos con ellas, estamos muy cansados. Todas nos acompañan a nuestras casas. Primero me dejan a mí en mi casa.
-Bueno, hasta mañana. – Les digo a todos.
Todos me contestan.
-Sandra, mañana te llamo.
-Vale. – Me contesta.
Ellos siguen andando, a la casa de Marc. Yo subo a mi casa. Mis padres van a cenar. Suelto las cosas en mi cuarto, y me siento con ellos a comer.